La alimentación ideal para los recién nacidos y niños pequeños viene definida por estos cuatro ítems:
- Inicio inmediato de la lactancia materna en la primera hora de vida.
- Lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé.
- Introducción gradual de alimentos complementarios seguros y adecuados a partir del medio año.
- Mantener la lactancia materna hasta los dos años de vida del bebé.
La leche humana es un producto variable y ajustado al momento en el que se encuentra el niño. Aporta agua, calorías, vitaminas, minerales, inmunoglobulinas y antioxidantes entre otros muchos componentes, los cuales actúan como sustancia protectora e inmunomoduladora que estimula el desarrollo adecuado del bebé.
Además, también hay que tener en cuenta que no optar por la lactancia materna comporta riesgos para la mamá y el bebé.
Estos son algunos de ellos:
- Mayor gravedad y riesgo de padecer algunas de las infecciones más frecuentes en la infancia.
- Mayor riesgo de muerte súbita.
- Mayor riesgo de padecer obesidad y problemas cardiovasculares a partir de los 13 años.
- Mayor riesgo de sufrir osteoporosis, hipertensión y depresión posparto.
Pese a todo lo anteriormente comentado, cabe decir que todas las madres deben ser libres para decidir cómo alimentar a sus hijos, y jamás se debe juzgar a ninguna persona ni ninguna decisión referente a este tema.